Artículo actualizado en: 2021-04-02T17:44:03Z

Verona

En nuestro recorrido por el norte de Italia no podía faltar una de las ciudades más encantadoras y bonitas del país: Verona, capital de la región italiana del Véneto y mundialmente conocida por la célebre obra del escritor inglés William Shakespeare Romeo y Julieta. No obstante, podemos afirmar que los encantos de esta ciudad van mucho más allá de ser el escenario de esta archiconocida historia de amor.

Con algo más de 250.000 habitantes, Verona posee un bonito casco histórico rodeado por el río Adigio, el segundo río más largo de Italia después del Po, y que se puede recorrer a pie fácilmente. Es el destino perfecto para una escapada de fin de semana o para combinarlo, como fue en nuestro caso, con un tour por otros lugares cercanos e interesantes como la ciudad de Trento o el lago di Garda.

La ciudad de Verona cuenta con un aeropuerto internacional y también se puede llegar a ella fácilmente en tren o autobús, situándose la estación central Porta Nuova a menos de media hora a pie del centro.

Para visitar los principales monumentos de la ciudad nosotros nos decantamos por adquirir la tarjeta Verona Card, cuyos precios, así como la lista de lugares que incluye, podréis ver en este enlace. Con ella, accedes durante 24 ó 48 horas a la mayoría de atracciones turísticas y además puedes utilizar de forma ilimitada durante ese tiempo el transporte público urbano, es decir, dentro de la propia ciudad de Verona. Se puede comprar en las taquillas de los monumentos o en la oficina de información turística que se encuentra en la muralla, junto a la céntrica Piazza Brà, aunque aquí no se admite el pago con tarjeta de crédito, sino solo en efectivo. Por esa razón nosotros visitamos primero la Arena de Verona −donde sí se puede pagar con tarjeta− y compramos allí la Verona Card.

¿Qué ver en Verona?

Comenzamos nuestro recorrido por el centro de Verona desde la ya mencionada estación de trenes de Porta Nuova, al sur del centro, donde, por cierto, hay taquillas en las que podéis dejar el equipaje en caso de que tengáis necesidad, a un precio de 6€ las primeras 5 horas y 1€ más por cada hora adicional. Saliendo de la estación, partimos hacia el norte siguiendo la avenida Corso Porta Nuova, una de las principales arterias del centro que alberga comercios y otros establecimientos. En el número 39 de esta calle se encuentra la parada del autobús que se dirige a Sirmione, una de las localidades más bonitas a orillas del lago di Garda. Encontraréis más información al respecto y sobre la visita al lago en nuestra entrada sobre el lago di Garda.

Tras atravesar por completo la calle Porta Nuova desembocamos en el centro neurálgico de la ciudad de Verona: la Piazza Brà. Se trata de un enorme espacio público rodeado de numerosos restaurantes con extensas terrazas y presidido por el imponente Anfiteatro de Verona, comúnmente conocido como Arena. Un aspecto interesante de la arquitectura que encontraremos en Verona es el hecho de que convivan en una misma ciudad construcciones de épocas muy distintas y además en un buen estado de conservación. En este caso, la Arena de Verona es un edificio del siglo I d.C. construido durante la época del Imperio Romano, cuando se utilizaba para peleas de gladiadores, entre ellos y con animales, y podía albergar hasta 30.000 espectadores. Se trata, actualmente, del tercer anfiteatro romano más grande del mundo, siendo el primero el Coliseo de Roma. Su estructura constaba originalmente de una doble capa de fachada de piedra, de tres pisos de altura, con enormes arcadas y revestida de caliza. Durante la Edad Media, un terremoto derrumbó la casi totalidad de la capa exterior de la fachada, dejando al descubierto la interior, de solo dos alturas. Las piedras de esta capa exterior sirvieron para construir la nueva ciudad medieval. Hoy en día, podemos apreciar aún un pequeño tramo de este anillo exterior que consiguió quedar en pie, y del que sobreviven tan solo cuatro arcadas. Este trozo destaca por su altura de tres pisos sobre el cuerpo principal de la Arena, de solo dos.

En la actualidad, la Arena se utiliza como teatro o para albergar actuaciones y shows. La programación del teatro se encuentra en su página web oficial, pero también podéis visitarla simplemente de día, y para ello hallaréis su precio y horarios en la página web oficial de turismo de Verona.

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Arena di Verona en la Piazza Brà

Continuamos nuestra visita por el centro de Verona deambulando por las calles comerciales y peatonales que se sitúan en la parte posterior de la Arena. Allí encontraremos sobre todo tiendas de lujo, heladerías, y algunos puestos de souvenirs, además de muchísimo ambiente, sobre todo si el tiempo es agradable. Atravesamos este área por la calle Giuseppe Mazzini hasta terminar en la Via Capello junto a otra plaza imprescindible del centro, la Piazza delle Erbe, rodeada de hermosas fachadas medievales, algunas de las cuales aún conservan frescos originales. De lunes a sábado hay un mercado cubriendo la casi totalidad de su superficie, donde suelen vender fruta fresca y mayoritariamente souvenirs.

En uno de los costados de la plaza sobresale de entre los tejados de teja roja la figura imponente de la Torre dei Lamberti, un edificio medieval de casi 90 metros de altura. La subida a la torre es muy recomendable para poder apreciar la belleza del casco de Verona desde las alturas. Se accede gratis con la Verona Card y podéis elegir subir en ascensor, pagando 1€ más del precio de la entrada, o a pie (nos llevó 10 minutos nada más). Si no habéis comprado la tarjeta turística, estos son los precios y horarios.

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Piazza delle Erbe con Torre del Lamberti a la izquierda

Justo detrás de la Piazza delle Erbe, a la espalda de la Torre dei Lamberti, aparece otra acogedora plaza digna de mención, la Piazza dei Signori, en cuyo centro destaca la estatua de Dante Alighieri, poeta italiano de la Edad Media y autor de la célebre Divina Comedia.

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Piazza dei Signori de noche con la estatua de Dante Alighieri en el centro

Volviendo a la Piazza delle Erbe y siguiendo un poco por la Via Cappello, nos topamos con el lugar más turístico de la ciudad: la Casa de Julieta o "Casa di Giulietta", supuesto hogar de la protagonista de la universalmente conocida tragedia de Shakespeare Romeo y Julieta. Los personajes y la historia son ficticios, si bien es bien es cierto que en época medieval sí existieron las familias de los Montesco y los Capuleto (Montecchi y Cappelletti en italiano), aunque no hay constancia que de hubiera una enemistad entre ambas como se muestra en la obra. Se cree que en esta vivienda residieron precisamente los miembros de la familia Cappelletti durante un tiempo, y por ello se ha asociado la realidad con la ficción y hoy en día este lugar representa la historia de amor de los dos protagonistas de Romeo y Julieta. En el patio de la vivienda, abierto al público, encontraremos una estatua de Julieta bastante desgastada, sobre todo en la zona del busto. Una foto tocando el pecho de Julieta es probablemente el recuerdo más popular entre los turistas de Verona, de ahí las largas colas que se forman para obtener dicha imagen. Otra tradición de este lugar consiste en "enviar" una carta a Julieta situándola entre las piedras de las paredes de la casa, aunque esto ha terminado derivando en la colocación de pequeños papelitos pegados con chicles, tiritas y otros pegamentos realmente asquerosos en la fachada interior del patio, lo cual crea una imagen bastante grotesca. También existe la posibilidad de visitar la Casa de Julieta por dentro y salir al famoso balcón. Nosotros lo hicimos básicamente porque la entrada estaba incluida en la Verona Card, pero realmente no merece la pena ya que la casa está casi vacía y el balcón tiene también cola de espera. Aquí tenéis los horarios y aquí los precios para los que no dispongan de la Verona Card.

También se puede visitar la supuesta tumba de Julieta (Tomba di Giulietta) aunque esta apenas tiene interés y únicamente merece la entrada si tenéis la Verona Card y os pilla de camino.

Una vez cumplida la obligada visita a la turística Casa de Julieta, nos decidimos a visitar las cuatro iglesias más destacables de la ciudad: Santa Anastasia, Santa María Matricolare, San Fermo y San Zenón. El acceso a cada una cuesta 3€ aunque hay una oferta por la cual pagando 6€ puedes entrar en todas. No obstante, las cuatro están incluidas en la Verona Card. Aquí podéis informaros sobre estos cuatro edificios religiosos y ver los horarios de visita.

→ Comenzamos con la que nos pareció más bonita e impresionante, sin duda con uno de los interiores más bellos que hemos visto en un edificio religioso. Se trata de la iglesia de Santa Anastasia. Para llegar a ella, basta con situarnos en un extremo de la Piazza delle Erbe, el opuesto a la antes mencionada Via Cappello, y seguir la calle Corso Sant'Anastasia hasta el final, donde aparece la figura de la Iglesia del mismo nombre. Si bien la fachada es bastante sobria, con ladrillo visto y a medio construir, en el interior de la misma destacan sus preciosos techos abovedados cubiertos de coloridos y bien conservados frescos, que combinan a la perfección con un hermoso suelo original de mármol italiano en tres colores. Realmente merece la pena.

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Interior de la iglesia de Santa Anastasia

→ El segundo edificio religioso que visitaremos será la Catedral de Santa Maria Matricolare, también conocida como Duomo di Verona. Para dirigirnos hacia allí basta con recorrer la Via Duomo, que une la catedral con la iglesia de Santa Anastasia. Cuenta con un hermoso interior y destaca la presencia de elementos arquitectónicos pertenecientes a diferentes épocas, debido a las muchas reconstrucciones y reformas llevadas a cabo desde su construcción en el siglo XII.

→ La tercera iglesia destacable del centro es la de San Fermo Maggiore, situada a orillas del río Adigio. De hecho, las tres iglesias mencionadas hasta el momento se encuentran a orillas de este río, por lo que una buena forma de visitarlas es siguiendo el cauce del mismo, dando un agradable paseo por los caminos que circulan paralelos a él, y desde los que podremos no solo ver los edificios de la otra orilla, sino también el puente más bonito del centro: el Puente de Piedra, situado junto a la Catedral y construido en época del Imperio Romano. La iglesia de San Fermo se encuentra precisamente junto a otro puente, el Puente Navi, al sur de la Iglesia de Santa Anastasia. San Fermo, construida entre el siglo XI y el XV, destaca indudablemente por la espectacular cubierta de madera que cubre su única nave y que se aprecia desde el interior.

→ Por último, más alejada del centro, la Basílica de San Zenón (Basilica di San Zeno en italiano). Si se dispone de tiempo suficiente, merece la pena acercarse y más aún si es un domingo que es cuando hay un mercado de antigüedades en la plaza contigua a la iglesia. En el interior de esta iglesia románica, debemos prestar especial atención a su impresionante claustro. La entrada incluye una audioguía.

Al norte del casco histórico, al otro lado del río Adigio, destacan dos miradores a los que vale la pena subir para obtener unas preciosas y completas vistas del centro de Verona. En primer lugar, cruzando el mencionado Puente de Piedra, se alza el Castel San Pietro, una fortificación militar de la Edad Media. Lo que nos interesa no es la edificación en sí, sino las espectaculares vistas que obtenemos desde su altura. Podemos subir de dos maneras: a pie, por un camino indicado nada más cruzar el puente, en unos 10-15 minutos andando, o en funicular, pagando un precio de 2€ y cuya estación de subida se encuentra junto al camino. Una vez arriba, veremos una terraza mirador continua desde la que obtendremos una vista completa del casco, tapada por enormes cipreses en algunos puntos.

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Vistas de Verona desde el Castel San Pietro

Si nada más cruzar el Puente de Piedra optásemos por girar a la derecha y andar unos pocos metros, nos encontraríamos con la entrada del Teatro Romano de Verona, uno de los más grandes del norte de Italia, y que aún acoge espectáculos teatrales, sobre todo en verano, ya que está al aire libre. La visita al conjunto del teatro se realiza por un laberíntico recorrido de escaleras y terrazas, desde las que obtendremos una bonita vista del lugar desde arriba y del río Adigio. El edificio alberga también el Museo Arqueológico de Verona por lo que para entrar al recinto completo hay que pagar entrada o acceder gratuitamente con la Verona Card. Los horarios los podéis ver aquí.

Ya que hemos recorrido la parte oriental del río que abraza el casco histórico, toca ahora visitar la parte occidental del mismo. Partiendo desde la Catedral, podemos dirigirnos al sur siguiendo el cauce del Adigio. A la altura del Puente della Vittoria giramos a la izquierda, hacia el centro de la ciudad por la Via Armando Diaz hasta cruzarnos con la calle Corso Cavour. Se trata de una de las arterias más importantes del casco, donde destacan numerosos edificios medievales y renacentistas con sus bellas fachadas muy bien conservadas. Al final de la misma, nos encontraremos con el castillo Castelvecchio, una fortificación medieval que alberga hoy en día un museo de arte. Lo más bonito del edificio son las vistas del mismo y del puente que sale de él, el Ponte di Castelvecchio, que podréis admirar desde el otro lado del río. Aquí se muestran los horarios y aquí los precios para los que no hayan comprado la Verona Card.

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Castillo Castelvecchio

¿Dónde comer en Verona?

Durante nuestra estancia en Verona tuvimos bastante suerte a la hora de elegir restaurantes para degustar la deliciosa comida italiana. Aquí van nuestras recomendaciones:
  • Bottega della Gina: No puedes irte de Verona sin ir a comer a este minúsculo restaurante que destaca por la excelente calidad de su pasta. Cuenta con un pequeño mostrador donde exponen sus diferentes tipos de pasta rellena hechos en ese mismo lugar de forma casera y con ingredientes de todo tipo. El local cuenta con solo dos mesas pero la mayoría de gente pide la comida para llevar y tomarla en la calle, siempre que el tiempo lo permita. Puedes elegir que te cocinen un tipo de pasta en concreto u optar por pedir lo mismo que nosotros: una degustación de diferentes tipos de ravioli/tortellini en un mismo plato.
  • Parma a Tavola: Es un local que pasa bastante desapercibido a pie de calle y cuyo comedor se sitúa en una primera planta, cerca de la iglesia de Santa Anastasia. Al igual que en la Bottega della Gina, destaca por la calidad de su pasta. Tienen diferentes platos dependiendo del día.
  • Pizzeria e Risotteria Da Mario: Dimos con este local por casualidad y nos gustó mucho. Como su propio nombre indica, son expertos tanto en pizzas como en risotti. Nosotros nos decantamos por lo último y estaba realmente bueno, si bien solo puedes pedir risotto para al menos dos personas de la mesa.
  • Hostaria la Vecchia Fontanina: Situado junto a una pequeña plaza, este restaurante cuenta con platos no muy abundantes pero deliciosos. Aquí fue donde probamos los bigoli, un tipo de pasta proveniente de la región del Véneto.
  • Osteria al Duca: otro buen restaurante que nos recomendaron aunque estaba lleno y no tuvimos la oportunidad de probarlo.

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